Por Alfonso Soler Gomis.
El físico, químico y catedrático universitario obtuvo el premio Nobel de Química en 1967 por el concepto de estructuras disipativas.
Afirmaba este autor que “la vida es posible porque todos los organismos vivos intercambian materia y energía con su entorno”.Además, los sistemas vivos “no están en equilibrio sino que son sistemas de disipación que mantienen su estado de complejidad porque provocan incrementos mayores en la entropía de sus alrededores, es decir que los sistemas vivos se ordenan desordenando su entorno”1
El organismo humano como ser vivo protagoniza a lo largo de su vida dos tipos de proceso:
1.-Adaptación. “Si aumenta la incertidumbre del entorno……… el sistema juega aumentando su complejidad y su poder de anticipación…. para disminuir su efecto sobre el entorno
2.-Autoorganización. El proceso de adaptación solo es posible dentro de ciertos límites es decir para una variación máxima de las condiciones ambientales. Pues si estas superan cierto límite el sistema entra en crisis o bien se extingue o bien se transforma en un nuevo sistema es decir se autoorganiza.”2
Dentro del proceso vital del ser humano, se produce de manera temprana el proceso de envejecimiento.
El envejecimiento se caracteriza por una disminución funcional progresiva en los niveles moleculares, celulares, tisulares y orgánicos. Como organismo envejecido, se vuelve frágil, aumenta su susceptibilidad a la enfermedad, y su probabilidad de morir aumenta por una mayor vulnerabilidad.
La edad es el principal factor de riesgo de deterioro de funciones y este deterioro es el principal factor de riesgo para las principales patologías incluidas la neurodegeneración, la enfermedad cardiovascular, la diabetes, la osteoporosis y el cáncer.
Esta circunstancia conlleva un mayor riesgo de síndromes geriátricos, dependencia, discapacidad, hospitalización, ubicación institucional y mortalidad.
Pero…..¿Qué es la fragilidad?
El síndrome geriátrico de la fragilidad se describe como el estado de deterioro global de las reservas fisiológicas que involucran sistemas de órganos múltiples. Se manifiesta como se ha dicho con un aumento de la vulnerabilidad, una capacidad limitada para resistir estresores intrínsecos y ambientales y para mantener la homeostasis fisiológica y psicosocial.
El fenotipo clínico de la fragilidad se caracteriza por baja actividad física, debilidad global con baja fuerza muscular, fatigabilidad / agotamiento, lentitud general, particularmente de la marcha, pérdida de peso, entre otros, lo cual lleva a diagnósticos «preclínicos» como sarcopenia, osteopenia, trastornos del equilibrio inespecífico, problemas nutricionales, desregulación hormonal, inmuno-envejecimiento, procoagulación y estado proinflamatorio
El envejecimiento en su sentido estricto, empieza inmediatamente después de los procesos de crecimiento y diferenciación, y se manifiesta una vez se alcanza el estado estacionario por el progresivo y gradual paso desde un estado caracterizado por una producción de entropía positiva típica de los sistemas disipativos descritos por Prigogine hasta el del equilibrio donde aquella sea nula.
Este estado de equilibrio que no es el representativo de un organismo con plena capacidad funcional, complejo y con una inestabilidad dinámica tiene su traducción en una pérdida de complejidad.
Si la evolución lleva a estructuras cada vez más complejas (en contra de la segunda ley de la termodinámica), la pérdida de complejidad definiría a la involución.Esta involución se produce por esta pérdida de complejidad, produciendo retrocesos en la capacidad funcional.
En el envejecimiento los sistemas se van haciendo previsibles, no aumentan su complejidad, por tanto no se adaptan a la incertidumbre del entorno, se autoorganizan mal y van fragilizándose.
En un estadío avanzado, caracterizado por un estado de senescencia que no representa ni mucho menos a todos los casos de envejecimiento, se puede producir esta pérdida de complejidad dando lugar a un proceso previsible que es la fragilidad.
En este contexto, se producen un conjunto de cambios involutivos que ocurren en las fases postreras de la vida, que conducen a alteraciones morfológicas y funcionales, que sumadas a ciertas complicaciones (gripe, contusiones de una caída, cambio en la medicación, infección hospitalización, institucionalización etc) conducen a la dependencia y en último extremo causan la muerte.
Sin embargo, hábitos de vida saludables, que aunque es aconsejable observar en etapas tempranas de la vida, pueden adoptarse a cualquier edad, y pueden revertir al menos parcialmente esta involución creciente.
“La adopción de ciertos hábitos que incluyen nutrición, actividad física e intervención psicológica en ancianos frágiles pueden llegar a revertir estados iniciales de fragilidad y distanciarlos del límite del caos”3
Referencias bibliográficas
1.-¿Tan solo una ilusión?.Una exploración del caos al orden. Ilya Prigogine.1983.Metatemas. Tusquets
2.-Ideas sobre la complejidad del mundo. Jorge Wagensberg.2014. Metatemas. Tusquets
3.- Frailty Intervention Trial (FIT). Nicola Fairhall, Christina Aggar, Susan E Kurrle, Catherine Sherrington, Stephen Lord, Keri Lockwood, Noeline Monaghan & Ian D Cameron BMC Geriatrics.8.Article:27.2008