Ya conocemos, demasiado lo sabemos, que la ciencia camina por una senda bacheada de dudas, donde los errores, los aciertos y éxitos, hacen que el viaje por ella sea muy emocionante, pero tenga que ser lento, cuidadoso de no romper eje o amortiguador que concluya en un trágico o frustrado final.

Al tiempo que esto escribo, me ha venido a la memoria cuántas controversias hemos tenido que sobrellevar a lo largo de la historia profesional. Es lógico que así sea, dada la importancia de que, ante el paciente, lo más importante es seguir la gran recomendación de nuestro padre Hipócrates, “primun non nocere”, lo primero, lo más importante, es no hacer daño.

Por ejemplo en el tema de las estatinas.  Algún estudio  afirmaba, apuntaba, la sospecha de que esos medicamentos, utilizados para reducir el colesterol,  entre sus múltiples efectos secundarios, podrían encontrarse un posiblel daño cerebral.

De hecho, un reciente artículo escrito por científicos del Mayo Clinic, hablan de que  algunas personas han desarrollado pérdida de memoria o confusión mientras tomaban estos medicamentos.

Aunque estos efectos secundarios se revierten una vez que dejas de tomar el medicamento, hemos de ser cautos y volver la vista a lo que dicen los científicos del articulo. Y  los de la Mayo afirman existe una evidencia limitada para demostrar una relación causa-efecto, recomendando, preventivamente,  “hablar con el médico” si se experimenta pérdida de memoria o confusión mientras se toman estos productos.

Con todas las reservas que obliga las opiniones, aun las científicas, los médicos de la Clinica Mayo en la segunda parte de su artículo divulgativo, también escriben que ha habido evidencia de que las estatinas pueden ayudar con la función cerebral, en personas con demencia, por ejemplo.

El corolario de esta advertencia es no manejar (consumir) estatina alguna sin el previo “placet” del médico.

Ni estatina, ni cualquier otro medicamento (esto lo añado de mi cosecha particular).

Si tiene o no fundamento esta creencia, ha de basarse en hechos e investigación, por eso traigo al blog de la Asociación Gerontológica del Mediterráneo, un artículo recién aparecido y en el que se plantea esta duda por un grupo de científicos que estudiaron el tema recogiendo datos de 1.037 australianos, de 70 a 90 años, incorporados al Sydney Memory and Ageing Study.

De ellos, unos 600 tomaban estatinas y las habían tomado durante un promedio de nueve años.

Al principio del estudio se evaluaron la memoria y las habilidades cognitivas de todos los participantes, y no se observaron diferencias entre quienes tomaban o no tomaban estatinas.

Los resultados se publicaron en la revista medica: “Journal of the American College of Cardiology”

En este estudio, algunas personas también se sometieron a imágenes de resonancia magnética para evaluar el volumen cerebral y las neuroimágenes no mostraron diferencias significativas en el volumen cerebral entre quienes usaban o no usaban estatinas a lo largo de dos años.

Durante seis años, los investigadores siguieron sin encontrar diferencias significativas en la memoria y la capacidad mental entre ambos grupos. Además, en 99 participantes que comenzaron a tomar estatinas durante el estudio, se observó una tasa más baja de pérdida de memoria.
De hecho, en la práctica médica, desde hace algunos años algunos neurogeriátras han recomendado su uso, sobre todo en las personas de riesgo es decir, con enfermedad cardíaca, diabetes u otros factores, observándose cómo el uso de estatinas ralentizó el deterioro mental en comparación con los no usuarios que padecían las mismas afecciones.

En esta ocasión, los investigadores, Samaras K, Makkar SR, Crawford JD, Kochan NA, Slavin MJ, Wen W, y otros colaboradores, al estudiar a los participantes que portaban la mutación genética APOE-4, mutación que predice un elevado riesgo de enfermedad de Alzheimer, encontraron que las estatinas parecían ralentizar de forma significativa la tasa de deterioro mental.

Estos datos que fueron publicados, para conocimiento del personal sanitario interesado, en el pasado año 2019, en el número 74 de la citada revista de cardiología, paginas 2554-68 , es un ejemplo de la enorme relevancia de la investigación, que no se detiene siquiera en tiempo de crisis. Y de la importancia que tiene una buena remuneración por parte, no solamente de  los órganos estatales competentes, también de entidades privadas.

Todo sea por el avance de la ciencia.

Francisco Mas-Magro Magro

Gerontólogo.

Vicepresidente de la A.G.M.